La palabra escasez denota ruina, pobreza, fracaso. Y esto a
su vez produce naturalmente tristeza, congoja, lágrimas, queja, desánimo. La
verdad, no creo que alguien anhele tener escasez. No creo que sea el propósito
de algún mortal. De alguna manera Dios ha colocado en nuestro instinto que la escasez
no es buena, y de hecho no lo es. Así como tampoco lo eran los purgantes en
décadas pasadas.
La escasez cuando viene de parte de Dios, tiene un propósito
edificador y se convierte en una herramienta útil para moldear nuestro
carácter. La escasez, al igual que la enfermedad, la muerte o cualquier otra
prueba, nos hace reflexionar y revisar cómo están nuestros caminos y en quién está
nuestra confianza
Pero algo que debemos dejar claro es que la escasez también
puede venir como consecuencia de la pereza o malos manejos financieros. Si
alguien sufre escasez por estas razones, le recomiendo primero que se
arrepienta y busque hacer la voluntad de Dios que es trabajar y gastar
sabiamente su dinero.
El pueblo de Israel cuando atravesó el desierto después de
salir de Egipto, es un excelente ejemplo bíblico de cómo Dios nos puede llevar
a vivir situaciones donde la provisión natural es muy escasa. Alimentar cerca
de 2 millones de personas cada día requería aproximadamente 1.500
toneladas de alimento, 4.000 toneladas de madera para cocinar los alimentos y
11 millones de galones de agua. Pero en el desierto por donde atravesaron los
Israelitas, estas provisiones son tan escasas que perfectamente pudieron
haber muerto todos en pocos días. ¿Qué quería Dios con esto? Llevarles a
que confiaran en el ÚNICO Dios que podía sustentarlos, antes de llevarlos a una
tierra llena de abundancia que “fluía leche y miel”. Dios quería que su
confianza estuviera en ÉL y no en las cosas materiales que iban a recibir.
Quizás usted u otra persona que conozca puede estar atravesando
escasez en su vida.
Dios ha prometido estar junto a los que creemos en ÉL para
fortalecernos y ayudarnos en todo momento y nos pide que no desfallezcamos
cuando veamos nubes oscuras a nuestro alrededor.
Este
mundo está gobernado por las cosas materiales y todo lo valora según el valor
monetario de las cosas. Este mundo, dominado por el dios de este siglo, ha
vendido la idea de que una persona vale por lo que tiene materialmente. Si
alguien posee riquezas materiales, entonces es más valioso y más importante. Si
no me creen, díganme en esta sociedad a quién se valora más: ¿a una persona de
estrato 1 o alguien de estrato 6? A las personas de estrato 1 esta sociedad los
trata como si fueran personas de segunda categoría:
a) Viven
en zonas de alto riesgo.
b) No
tienen todos los servicios públicos y si los tienen no son de la mejor calidad.
c) Los
servicios de transporte masivo no llegan hasta esos barrios.
d) La
seguridad que se presta allí no es la mejor.
e) Las
escuelas y colegios no están bien dotados.
f) No
existen universidades en medio de un sector de estrato 1.
g) Las
calles están descuidadas.
¿Por
qué? Porque al no tener bienes materiales no son de mucho valor.
Esto ha
metido en el chip de nuestra mente que debemos tener bienes materiales para
sentirnos valiosos e importantes. Que debemos tener una buena casa, un buen
carro y demás cosas materiales para sentirnos valiosos.
Este
mundo mide el éxito según la cantidad de bienes materiales que alcancemos, pero
Dios no lo hace así. Para Dios, una persona es exitosa si aprende a hacer su
voluntad. Si una persona es capaz de hacer lo que Dios pide, está reservada
para ella lo mejor.
La
manera que Dios vivirá dentro de nosotros es dándonos el Espíritu Santo. Si
usted logra que Dios viva dentro de usted, Usted verdaderamente es una persona
exitosa.
Realmente
la ropa y la comida es la ñapita que Dios nos da. Si a usted le parece que esto
es mediocridad, es que no ha experimentado el glorioso Espíritu Santo dentro de
su vida.
Sea agradecido: Dele gracias a Dios por todos lo que le ha dado. Si Ud. considera que
es un Hijo de Dios, dele primeramente gracias porque es lo mejor que alguien
puede recibir de Dios. Después, dele gracias por los bienes físicos que haya
recibido (Si le ha dado muchos, no es para que los acumule, sino para que los
comparta).
Un
corazón que es agradecido jamás se queja y un corazón quejoso, jamás es
agradecido.
No mire solo lo material: Debemos entender esto, DIOS no quiere que
vivamos en escasez material, entendiendo que las prioridades de Dios en cuanto
a lo material son alimentos y ropa. Si ustedes analizan la vida del Señor
Jesús, no tenía ningún bien material excepto comida y ropa.
¿Saben
por qué Jesús no les permitió llevar nada a sus discípulos cuando los envió a
predicar?
1.
Porque no quería que sus discípulos descuidaran la predicación por estar pendientes
de las cosas materiales.
2. Porque
Dios mismo les iba a dar el sustento a través del trabajo. Si no trabajaban, no
había sustento. Dios quería que sus discípulos modelaran ante este mundo los
valores del Reino de Dios: el trabajo es el medio que Dios escogió para darnos
el sustento diario.
Alguno
me dirá ¡yo trabajo mucho, pero gano poco! Mi respuesta es: sea agradecido y
valore lo que tiene, porque el que no es fiel en lo poco, tampoco lo será en lo
mucho.
Si
hemos entendido que a pesar de todo no debemos quejarnos y valorar lo que
tenemos, entonces no será complicado entender que también debemos estar
satisfechos.
Estar
satisfecho es estar pleno, lleno, como cuando usted almuerza y dice no quiero más,
porque ha quedado satisfecho. Pero si usted queda con hambre, estará pasando
nuevamente por la cocina para ver si quedó algo que comer.
La gran
pregunta que ustedes se estarán haciendo es ¿Cómo estar satisfecho cuando tengo
escasez? Use el ejemplo de la comida para mostrar cómo es la actitud de una
persona cuando está satisfecha: feliz, relajada y descansada. Cuando Pablo
habla de estar satisfecho se está refiriendo no a una condición física sino a
una actitud mental y por eso habla de aprender.
En
otras palabras, usando el mismo ejemplo de la comida, es aprender a estar
satisfecho mentalmente, aunque físicamente no lo esté. Eso es algo con lo cual
no venimos programados y por eso es que debemos aprenderlo.
Otro ejemplo: Supongamos que usted se
propone estudiar una carrera y por motivos ajenos a su voluntad no pudo
terminarla: se enfermó, se presentó una situación económica adversa que no
dependió de usted o le tocó trasladarse de ciudad. Si usted hubiera terminado
la carrera, habría una situación normal de satisfacción por haberla terminado.
Pero como no pudo terminarla, hay dos caminos:
a) Sentirme
frustrado y vivir amargado toda la vida porque no pude terminar la carrera
b) Aceptar
que no fue por mi culpa que no pude terminar la carrera y seguir la vida
adelante estudiando quizá otra carrera o dedicándome a otra cosa, satisfecho
con lo que logré hasta el momento en que pude estudiar. No fue mi culpa no
poder seguir estudiando esa carrera.
Otro
ejemplo: Usted va a presentar una entrevista para un puesto en una empresa y hace
lo que mejor puede para lograr el trabajo: prepara una buena hoja de vida, se
preparó y tiene las competencias para el cargo, estudió bien la empresa a la
cual se presentó, fue bien vestido a la entrevista, respondió los exámenes psicotécnicos
con sinceridad, pero no le dieron el trabajo. ¿Qué debe hacer esta persona?
Sentirse tranquila y relajada de que hizo lo mejor y seguir intentando con otra
empresa. Esa persona debe estar satisfecha de que la situación que está
experimentando no es por su responsabilidad.
Lo
mismo debe suceder cuando nosotros hacemos lo que Dios dice, pero aún así nos
llegan momentos de escasez. Debemos sentirnos satisfechos porque hemos hecho lo
que nos corresponde y no azotarnos
Estar
contento es estar alegre. ¿Y saben porque debemos estar alegres siempre los que
hemos recibido el privilegio de ser llamados hijos de Dios? ¡Precisamente por
esto mismo, porque Dios se ha convertido en nuestro Padre! Y él ha dicho a sus
hijos: NUNCA TE DEJARÉ, JAMÁS TE ABANDONARÉ.
Esta
alegría de que Dios sea mi Padre no puede ser apagada por no tener algunas
cosas materiales, pues si no las tengo es porque ÉL NO HA QUERIDO QUE LAS
TENGA.
Una
claridad: Estar contento con lo que tenemos NO DEBE SER INTERPRETADO COMO
MEDIOCRIDAD. Mediocridad es hacer las cosas a medias y sin buscar la
excelencia. Los hijos de Dios somos personas llamadas a hacer lo mejor de lo
mejor en todo. Pero los hijos de Dios entendemos que Dios es soberano y el
puede darme lo que ÉL QUIERA. Si me da abundancia gloria a Dios y si me da
escasez, también gloria a Dios. De cualquier manera, lo sigo igualmente, pues
no lo sigo por lo que él me da sino por lo que él me dio: EL PERDÓN DE MIS
PECADOS GRACIAS AL SACRIFICIO DE SU HIJO JESÚS EN LA CRUZ.
La codicia surge de un corazón que no es agradecido con lo
que Dios le da ni tampoco está contento con lo que tiene.
La codicia no es solo un deseo profundo de tener lo que
tienen otros, sino que la codicia lleva a las personas a hacer lo que sea
necesario para poder tener lo que tienen otros: robar, hacer negocios no
éticos, trabajar en asuntos que no glorifican a Dios y hasta endeudarse.
Si usted aprende a aceptar lo que Dios tiene para usted y
estar satisfecho con eso, jamás codiciará lo que tienen otros.
Lo que Dios en su infinita sabiduría dispuso para usted es
lo mejor. Si Dios quisiera darle a usted lo que también le da a otros,
simplemente se lo da sin que usted tenga que estar ambicionando ni haciendo
cosas extrañas fuera de la voluntad de Dios. Preocúpese solamente por hacer lo
que le corresponde y acepte lo que Dios tiene para usted.
Las deudas son la primera tentación cuando se está en
escasez. Satanás hace creer erróneamente que la deuda es el camino para
solucionar el problema pues engaña haciendo creer que el préstamo es un ingreso
adicional
Si usted considera que tiene un bajo ingreso, las deudas NO
le incrementan el ingreso, al contrario, se lo DISMINUYEN, haciendo peor la
situación.
La deuda es un instrumento que mide mi confianza en Dios y
la mide de manera inversa, es decir, entre mayor sean mis deudas, menor es mi
confianza en Dios; entre menor sean mis deudas, mayor es mi confianza en Dios.
Claro que muchos no se endeudan no porque no quieren sino porque no pueden,
pero si pudieran, vivirían endeudados hasta el tope.
Cuando alguien quiere hacer la voluntad de Dios, aprende a
esperar en ÉL. Muchas deudas son el camino corto para evitar el camino largo de
esperar y confiar en Dios. Con las deudas, la gente le dice a Dios: “como no
pudiste darme esto, entonces me endeudo”.
Dios NO ES UN PADRE IRRESPONSABLE y tampoco ha perdido la
capacidad de dar lo que sus hijos necesitan. Si Dios sostuvo con abundancia a
dos millones de personas aproximadamente durante 40 años en un desierto, sin
que tuvieran que pedir prestado un solo centavo, ¿NO NOS PODRÁ SOSTENER A
NOSOTROS DE LA MISMA MANERA?
Dios es capaz de sostener miles de millones de personas
durante miles de millones de años sin problema alguno. DIOS ES INFINITO Y SUS
RECURSOS SON INFINITOS.
Cuando el señor dijo que no nos preocupáramos por nuestra
vida NO estaba hablando de no trabajar, pues en la Biblia el trabajo NO es
una opción de vida, es OBLIGATORIO. Estaba haciendo referencia a cosas como no
endeudarnos para satisfacer incluso las necesidades básicas de la vida como la
comida o la ropa. Cuando yo me endeudo, así sea para alimentos o ropa, estoy
diciéndole al Señor Jesús, NO CREO EN LO QUE USTED DIJO DE QUE DIOS ME PUEDE
SOSTENER. Claro está que los sistemas de pagos de muchas empresas promueven el
endeudamiento, pues ya no pagan semanal ni quincenal sino mensual, pero aún
así, debemos evitar a toda costa el endeudamiento haciendo un plan para tener
siempre por lo menos un par de meses en mis ahorros para no depender del
salario del mes, la quincena o la semana.
No se deje engañar, las DEUDAS NO QUITAN PREOCUPACIONES, LAS
MULTIPLICAN. En cambio, lo que si disminuye las deudas se llama CONFIANZA EN
DIOS.
Dios no quiere que pidamos prestado, sino que vivamos contentos
con lo que tenemos, pero prestar a otros es OBLIGATORIO. Al que se quiere
endeudar, Dios nos aconseja que mejor no. Pero si alguien acude a ustedes para
pedirles prestado, Dios ORDENA que lo hagamos. En otras palabras, Dios quiere
que nos convirtamos en personas que prestamos a otros y no en personas que
pedimos prestado.
Espero que este artículo les haya servido para mantener sus
hogares en armonía. Sin más que decir, les deseo muchas bendiciones en sus actividades
diarias.
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